17 de septiembre de 2012

Buscando lo imposible.

            Se pasaban el día entero persiguiendo el amor, pero no era.

         Cada vez que lo alcanzaban se daban cuenta de que se trataba de un vaporcillo. El amor les venía detrás, esperando a que pararan un momento para alcanzarles.

         Por eso, cuando dejaban de buscar, perseguir, acosar y escudriñar y se metían en la cama resignados, el amor llegaba. Eso sí, hecho una pena.

         Después de tener el amor todo el día detrás, corriendo de un lado a otro quedaba hecho un guiñapo y no había más remedio que hacerlo de nuevo cada noche. 

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