Marcó el 123. La operadora le dijo que tenía un mensaje:
dejado el 14 de septiembre de 2010 a las 1as 16 horas y 14 minutos.
Para escuchar las opciones del mensaje -le dijo- pulse cero durante o al finalizar la locución. Sonó el pitido y después silencio.
Él identificó la respiración. Era ella. Apenas duró tres segundos pero se le llenaron de una tensa profundidad. Estoy en la estación -dijo aquella voz insegura- que me voy. Que muchas gracias y que... eso. Nos llamamos.
Hubo unos dos segundos de silencio hasta que la llamada se cortara. Él instintivamente marcó el cero. Opciones de mensaje -dijo la operadora-.
Si desea saber desde qué número se ha realizado la llamada, pulse uno. Si desea guardar el mensaje, pulse dos, piense que igual es la última vez que escucha su voz. Si desea olvidarla para siempre, pulse asterisco. Aunque también puede ir corriendo a la estación antes de que su tren salga. Usted verá.
Colgó. Se le vio coger aire y echó a correr.
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