Estoy aquí, en el mismo lugar en el que me escondía para hablar contigo. Y es irónico, porque el lugar sigue siendo el mismo, pero nosotros, los de entonces, ya no somos nada. Has pasado de ser mi presente y mis ganas de vivir a un mero recuerdo que quiero conservar...
Y no voy a mentir, echo de menos tus besos y tus caricias, la forma en la que vivíamos. Echo de menos tus brazos fuertes que me rodeaban y como no, esa extraña forma de dormir lo más acurrucado posible. Eramos el cielo si queríamos, podíamos llegar a él si lo nos lo hubiéramos propuesto, pero el destino nos truncó. Y ahora tú sigues tú vida y yo sigo la mía por caminos diferentes. Tu has vuelto a ser el de antes, como cuando te conocí.. y yo, yo estoy encerrado en este presente del que quiero escapar.
Quizás lo mejor sea alejarnos lo suficiente para yo olvidarte de verdad, porque pensaba que lo había hecho, pero resultó ser una odiosa equivocación. Porque no es que me vuelva a acordar de ti es que nunca te he olvidado... Aún te recuerdo, es cierto, pero esto tan solo me hace daño y con el tiempo ese dolor se convertirá en fuerza, ya sabes, lo que no me mata me hace más fuerte. Y llegará el día en el que mire al futuro y no te vea en el como algo imprescindible, sino que miraré al pasado y te veré como algo que sucedió.
Lo curioso es que creí que eramos especial hasta después de haberlo dejado, pero parece que va a ser cierto eso de que las segundas oportunidades nunca fueron buenas. Pensé que podíamos llegar a ser amigos nada más dejarlo, pero ya veo que primero hay que dejar secar las heridas, que cicatricen, que cierren definitivamente. Y a pesar de que nos hemos destruido el uno al otro en diferentes ocasiones, no te guardo rencor y tampoco te deseo el mal, pero tampoco el bien, tan solo lo que te mereces. Y de eso, se encargará el destino. Pero hasta que eso suceda, tan solo puedo decir una cosa: recuerdame.
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