24 de agosto de 2012

Dichosos.

             Recuerdo aquella discusión como si hubiera sucedido hace minutos... Tú, tú solo te excusabas por seguir con tu vida, y yo te recriminaba que no esperabas. Pero, ¿qué ibas a esperar? Eres joven, atractivo, y simpático, el chico perfecto, y podrías tener a quien quisieras a tus pies si te lo propusieras... Pero de repente, apareció. Nuestras miradas que hacían un momento habían estado discutiendo, se pausaron, miramos atrás y ahí estaba el. Casi tan radiante como tú, se saludaron como si estuvieran disimulando que no se conocían sino de vista. Pero los tres sabíamos perfectamente que sí se conocían muy bien...

           Y no te lo dije, pero pude notarlo. Pude notar el cruce de miradas que ustedes dos intercambiaron. Pude notar que eso era más que un simple "Hola, ¿cómo estás?" Sabía que era más que eso y no me equivoqué. Pero aparté mi vista de ese puente que se creó en ustedes y recordé todos los momentos bonitos que hemos vivido. Recordé "aquella vez que estábamos en la terraza de la casa de tu tía, sí, aquella noche que estábamos solos jugando con los perros, cuando de repente empezó a llover y entonces, salimos corriendo afuera, teníamos que cumplir un sueño, teníamos que hacer que esa lluvia fuera algo especial, y así lo hicimos. Dejamos de correr, te giraste hacía a mi, te miré a los ojos y lentamente nuestros labios se fueron acercando... ¿Lo recuerdas? Nos estábamos mojando y pudimos pillar un catarro, pero nada más importaba, nada más que nuestros labios fundiéndose en un cálido y apasionado beso. Un beso que duró lo bastante como para que mi pelo se rizara, y yo me estremeciera..."   

        Acto seguido al flash de ese recuerdo, el siguió su camino y tu, tú lo miraste entre asustado por si yo me percataba del asunto y con ganas de irte con el. Podías haberlo hecho, al fin y al cabo, ¿Qué pintaba yo? En ese momento solo fui un estorbo entre ustedes dos. 

        Dichosos mis ojos que se dieron cuenta de hasta el menor gesto. 

22 de agosto de 2012

Aquella mañana.

               Sucedió aquella mañana, cuando me levanté y me di cuenta de que no necesitaba nada más para ser feliz. El destino estaba conmigo, la vida me había sonreído y yo me creí la persona más afortunada del mundo. Todo era realmente gratificante y nunca he tenido una mejor época.  Hoy, esa época ya queda muy atrás, pero aún siguen los recuerdos. Los recuerdos de una vida plena […]

        Y aunque ya no tenga esa vida, estoy satisfecho con lo que he tenido y con lo tengo. Porque a fin de cuentas, todo aquello que anteriormente estuvo conmigo y ahora ya no, será por algún motivo, pero nada es para siempre y sé que todo lo que he dejado atrás algún día volverá.  Y, ¿Lo que tendré? Eso es realmente lo mejor de todo, porque no sé lo que tendré o lo que me sucederá, esa agridulce sensación de esa intriga por el mañana. Porque soy fan de imaginarme distintas vidas en distintos lugares con distintas personas, aunque sé que al final solo una vida tendré, pero y, ¿qué más da soñar e imaginar? …si es gratis. Y aquí viene lo mejor, HACER REALIDAD TUS SUEÑOS, tus ideas, tus planes, llevar a cabo eso que siempre quisiste hacer, estar al borde de la gloria, solo por un segundo y pensar, ¿ha valido la pena todo lo que he hecho de aquí hacía atrás para tener esto? Y que te llenes la boca diciendo bien alto: SI.

        Porque no hay mayor satisfacción que demostrar que pudiste hacer todas aquellas cosas que siempre te dijeron que nunca conseguirías, porque no hay mayor satisfacción que la de estar bien contigo mismo y llorar de la alegría al ver todo lo que has conseguido, con esfuerzo y sudores, pero al fin y al cabo, tuyo al completo. Oh… estamos ante la mejor sensación del mundo, y nunca nadie la aprovecha del todo. Así qué, ¿por qué no sonreír a la vida? Al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella, y si tú le sonríes a la vida, ella te sonreirá a ti. Eso es un hecho. 

21 de agosto de 2012

Las cosas que no quiero que leas.

              Un día me levanté y me encontré con que la vida te había puesto en mi camino. Hoy, ella misma se ha encargado de sacarte. ¿Lo peor? Es que tu también quieres marcharte, y lo más triste, es que para mi aún no ha terminado...

           Me creí fuerte y valiente para enfrentarme a mi destino, y hay veces en las que he desfallecido, pero sin duda, contigo he encontrado mi punto débil, mi talón de Aquiles. Y ese punto eres tú. Eres mi puta debilidad. Mis ganas de vivir y también mis ganas de morir si no te tengo. Me creí tan fuerte y hoy me doy cuenta de que he sido el más débil de todos. No me arrepiento de lo que hice en su momento, porque tú me hacías sufrir, y lo hubiera hecho cuantas veces hubiesen sido necesarias, pero lo que no imaginé es que volverías a ser tu. Y es que fueron demasiadas lágrimas, muchas noches en vela, muchos desánimos y muchos desplantes, y siempre tan solo.. Pensé que no me necesitabas, que podías vivir sin mi, y de buenas a primeras cambiaste o eso me dijiste, de manera que me hice inmune al dolor y decidí tomar la decisión de vivir sin ti. Tú no querías aceptarlo, pero la decisión estaba tomada, me habías roto por dentro y ya era hora de darle un respiro a mi corazón. Con el tiempo me di cuenta de que jamás te había dejado de amar, y que había puesto fin a algo que ahora me estaba arrebatando mi vida.  El tiempo siguió pasando, y tú olvidaste tan rápido como las hojas caen de los árboles en otoño, y ahora ya no puedo hacer que me ames, no, si no estás dispuesto... Lo más irónico es que llamas a lo que me pasa "Karma" pero te diré una cosa, si ahora está conmigo, más tarde pasará a ti. Y tranquilo, que si no te das cuenta, yo mismo me encargaré de decirtelo, como tu has hecho conmigo[...]

         Hoy me choco con esta realidad que me mata lentamente, y me vuelvo a creer fuerte para ser conciente de la situación, pero la verdad es que aún la herida está abierta y es lo suficientemente profunda como para que me duela en el alma. Un día me hiciste vivir, y fue tanto tu poder en mi que me llegaste a matar. Ahora, me doy cuenta de que en realidad tan solo me habías dejado inconsciente, porque ahora sí que me estás matando de verdad. 



7 de agosto de 2012

Recuerdame.

          Estoy aquí, en el mismo lugar en el que me escondía para hablar contigo. Y es irónico, porque el lugar sigue siendo el mismo, pero nosotros, los de entonces, ya no somos nada. Has pasado de ser mi presente y mis ganas de vivir a un mero recuerdo que quiero conservar...

        Y no voy a mentir, echo de menos tus besos y tus caricias, la forma en la que vivíamos. Echo de menos tus brazos fuertes que me rodeaban y como no, esa extraña forma de dormir lo más acurrucado posible. Eramos el cielo si queríamos, podíamos llegar a él si lo nos lo hubiéramos propuesto, pero el destino nos truncó. Y ahora tú sigues tú vida y yo sigo la mía por caminos diferentes. Tu has vuelto a ser el de antes, como cuando te conocí.. y yo, yo estoy encerrado en este presente del que quiero escapar. 

      Quizás lo mejor sea alejarnos lo suficiente para yo olvidarte de verdad, porque pensaba que lo había hecho, pero resultó ser una odiosa equivocación. Porque no es que me vuelva a acordar de ti es que nunca te he olvidado... Aún te recuerdo, es cierto, pero esto tan solo me hace daño y con el tiempo ese dolor se convertirá en fuerza, ya sabes, lo que no me mata me hace más fuerte. Y llegará el día en el que mire al futuro y no te vea en el como algo imprescindible, sino que miraré al pasado y te veré como algo que sucedió. 

         Lo curioso es que creí que eramos especial hasta después de haberlo dejado, pero parece que va a ser cierto eso de que las segundas oportunidades nunca fueron buenas. Pensé que podíamos llegar a ser amigos nada más dejarlo, pero ya veo que primero hay que dejar secar las heridas, que cicatricen, que cierren definitivamente. Y a pesar de que nos hemos destruido el uno al otro en diferentes ocasiones, no te guardo rencor y tampoco te deseo el mal, pero tampoco el bien, tan solo lo que te mereces. Y de eso, se encargará el destino. Pero hasta que eso suceda, tan solo puedo decir una cosa: recuerdame.