Los ojos. Mis ojos. Tus ojos. Los ojos de todo el mundo.
Los ojos que me han visto crecer. Los ojos por los que he llorado y emocionado. Los ojos que me han permitido tener recuerdos, de lugares, de personas, de momentos concretos e irrepetibles.
Los ojos, aquellos desconocidos que no conoceré jamás, que no controlaré, que no guiaré. Aquellos desconocidos que han estado conmigo toda la vida y que lo seguirán estando. Desconocidos, pero necesarios. Necesarios para poder ver las cosas de la vida, las malas para aprender y las buenas para saber. Para poder conocer el mundo sin límite algo. Para poder ver la aurora boreal en Alaska o para ver nacer a mi hijo.
De todas formas, los ojos, el espejo del alma. Y una parte del cuerpo tan simple y a la vez tan compleja. Esa parte del cuerpo, que por desgracia, no todos tienen. Esa parte del cuerpo que a veces no sabemos valorar.
Y recuerda, el ojo que tú vez, no es ojo porqué tu lo veas, es ojo porque él te ve.
Los ojos que me han visto crecer. Los ojos por los que he llorado y emocionado. Los ojos que me han permitido tener recuerdos, de lugares, de personas, de momentos concretos e irrepetibles.
Los ojos, aquellos desconocidos que no conoceré jamás, que no controlaré, que no guiaré. Aquellos desconocidos que han estado conmigo toda la vida y que lo seguirán estando. Desconocidos, pero necesarios. Necesarios para poder ver las cosas de la vida, las malas para aprender y las buenas para saber. Para poder conocer el mundo sin límite algo. Para poder ver la aurora boreal en Alaska o para ver nacer a mi hijo.
De todas formas, los ojos, el espejo del alma. Y una parte del cuerpo tan simple y a la vez tan compleja. Esa parte del cuerpo, que por desgracia, no todos tienen. Esa parte del cuerpo que a veces no sabemos valorar.
Y recuerda, el ojo que tú vez, no es ojo porqué tu lo veas, es ojo porque él te ve.
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