Querido (....) ,
Si estás leyendo esto, significa que me armé de valor para mandártelo. Bien por mí. Tú no me conoces muy bien, pero si me permites decirlo, tengo la costumbre de quejarme de lo difícil que me resulta escribir. Pero esto… esto es lo más difícil que he tenido que escribir.
No hay una forma fácil de decir esto, así que sólo lo diré. Conocí a alguien. Fue un accidente. No estaba en busca de algo. No lo planeé. Fue una tormenta perfecta. Yo dije una cosa. El dijo otra. Lo siguiente que supe fue que quería pasar el resto de mi vida en medio de esa conversación. Ahora tengo esta sensación en la entrañas. El puede ser “el”. Está completamente loco… de una manera que me hace reír — muy muy neurótica. Y requiere de una gran cuota de mantenimiento.
Esa persona eres tú, (....) . La mala es que no sé cómo estar contigo en este momento. Y eso me da mucho miedo. Porque si no me quedo contigo ahora, tengo la sensación de que nos perderemos. Vivimos en un mundo malo y enorme, lleno de vueltas e imprevistos, y basta un sólo parpadeo para dejar ir el momento… el momento que podría cambiarlo todo.
No sé qué pasará entre nosotros, y no se me ocurre una razón para que pongas una pizca de fe en alguien como yo… pero, maldición, hueles bien — como a hogar. Y preparas un café excelente. Eso debe servir de algo, ¿cierto?
Llámame.
Infielmente tuyo,
Hank Moody
23 de junio de 2010
De cuentos para pensar
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