15 de octubre de 2015

Otra vez tú

¡Otra vez tú, 15 de octubre! 

         Éste año tenía la esperanza de que no llegaras, y menos haciendo tanto ruido, pero es que yo ya no sé como decirle al dichoso calendario que detesto el otoño y que odio todos los 15 de octubre. Pero parece ser que el que vive de esperanzas, se muere de desilusiones. Porque me temo que año tras año voy a tener que acordarme de que te lo llevaste. Y que ya son cinco, los años que hace que no lo veo, aunque parezcan diez.

         A veces me gustaría llamarlo. Contarle como me ha ido el día y que él me cuente qué noticias han salido en el periódico. Otras solo quiero esconderme porque después de tanto tiempo aún no me he hecho a la idea. Porque, desde entonces, la escala de grises tiene una tonalidad más oscura. Y otras, lo que más deseo es escuchar su voz llamándome. Y es que, sólo quien lo ha vivido sabe lo difícil conoce lo difícil que es echar de menos a alguien que sabes que no volverá.

          Pero precisamente por eso, y por todo lo que nos quedó por hacer, seguiré escribiéndole, ya sea en su cumpleaños o en todos los 15 de octubre. Esté dónde esté. Con menos o más palabras, pero siempre escribiéndole. Porque haciéndolo es la única manera que tengo de sentir que me ves, que me oyes y que estás esperándome en la cocina con una manzanilla dulce, antes de irnos a dormir. Como siempre.


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