¡ Buena pregunta ! La respuesta es muy sencilla: damos por verdadera una idea falsa cuando no la hemos examinado con detenimiento ni la hemos mirado de cerca. Y esto nos sucede de forma constante, es la situación más habitual. Creo que algo es verdadero por que siempre he oído decir que lo era; lo aprendí de pequeño y todo el mundo me lo ha repetido. Casi todas nuestras ideas proceden del exterior, entran en nuestro espíritu sin que sepamos realmente cómo. Las debemos a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestro entorno.
En general, ¡ no somos nosotros quienes fabricamos nuestras ideas !
Del mismo modo que no hemos inventado las palabras que empleamos al hablar.
¿ Podríamos, por lo tanto, tener en la mente una gran variedad de ideas falsas sin saberlo ?
¡ Desde luego !... Y peor aún: ¡ innumerables falsos testimonios que somos capaces de defender con mucha convicción !
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