Cinco años se cumplen hoy. De que pronunciáramos esa pregunta que a muchos, hoy en día, les cuesta decir: ¿Quieres salir conmigo? Pregunta, a la que te respondí con un no. Y pregunta, que después, habiéndolo pensado mejor y sin nervios, te hice yo. "Sí, claro que quiero... aunque te acabo de hacer la misma pregunta y me hayas rechazado." Así que, entonces pasó: todos los catorces se hicieron nuestros. Y entonces no lo sabíamos, pero íbamos a ser dos locos enamorados viajando todos los meses para vernos. Porque es lo que tienen los amores a distancia, te enseñan a dormir para soñar y a despertarte para hacer realidad tus sueños.
Así que, siento decirte que he ganado. Que he cumplido. Que al final, cuando te decía que yo te quería más, tenía razón. Y ojalá no tenerla. Porque yo sólo sabía quererme cuando me querías tú, y desde entonces, se me da divinamente destrozarme. Aunque lo que está claro, es que a mi no ha venido nadie a darme un premio por la intensa labor de quererte de lunes a domingo, de doce de la mañana a doce de la noche. De dos mil diez hasta dos mil qui... Por la ardua tarea de contar, mimar y besar todos tus lunares. Por aún, estar dedicándote lo mejor que sé hacer: recordar y escribirlo. Y es que ahora lo sé, que la mayor locura que puedes cometer por amor, no es darlo todo por esa persona, sino acordarte de quien eras antes de que todo eso empezara. Y que lo increíble no es morir de amor, sino después parecer vivo.
En fin, supongo que gracias, porque me he convertido en la prueba viviente de que se puede tener clarísimo lo que hay que hacer y seguir equivocándote. Porque lo que soy es lo que queda después de todo lo que he perdido en cada sitio en el que lo hicimos, en cada abrazo que ya no nos damos. Y ahora, donde hubo fuego quedan cenizas de la mano que puse por ti.