4 de noviembre de 2014

Sopa Teresa

          Y aunque me acuerde mucho de aquella vez que tampoco, no me puedo olvidar de todo lo que no pasamos juntos. Y me estoy armando de paciencia pero es que me pesa un huevo y tampoco es plan de cargar yo con todo, venga, ahora te toca a ti un ratito. Y es que hay situaciones que es normal que se te escapen de las manos aunque te dejen su olor. Porque yo soy mucho de hacerme desilusiones y al final, tampoco. Pero hazme caso de lo que yo no te diga, todo saldrá más o menos. Lo que te estoy pidiendo es que si me puedes besar otra vez que no te he entendido bien. ¡Joder! que a ver si te enteras de una vez de lo que no te digo. Y claro, luego el problema viene cuando te molesta más la etiqueta de la camiseta que la venda de los ojos, y qué le vamos a hacer. Pero si algo saco de todo esto es que las cosas claras y el chocolate de tu cuerpo. Tú hazme beso de lo que te digo que se nos rompió la razón de tanto usarla, y a ver si me lo puedes repetir de nuevo para hacer como que me entero bien. 

          Pero yo no sé de que me sorprendes, aunque algunas veces me pienso en dejarme caer por el olvido para ver como estás. Porque si las paredes hablasen seguramente no consultaríamos nada con la almohada y pobrecica, joe. Pero luego, siempre me pones en un aprieto, porque de las películas que te montas no podría elegir una favorita. Y claro, luego todo son conclusiones precipitadas en las que no cabe más gente. Pero no te preocupes, que todo va a salir bien a otro que no eres tú. Palabrita.

Un guiño a Teresa Mateo por esa imperfectamente perfecta manera de escribir.